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Tipos de abonos orgánicos

Tipos de abonos orgánicos

Los abonos orgánicos suponen una oportunidad para evitar el vertido de sustancias tóxicas y nocivas que suponen los fertilizantes químicos. Aquí os explicamos qué son estos tipos de abonos, sus beneficios y tipos que existen para ayudarte a elegir el que mejor se adapte a tus necesidades.
Tipos de abonos orgánicos

Tipos de abonos orgánicos

Los abonos orgánicos suponen una oportunidad para evitar el vertido de sustancias tóxicas y nocivas que suponen los fertilizantes químicos. Aquí os explicamos qué son estos tipos de abonos, sus beneficios y tipos que existen para ayudarte a elegir el que mejor se adapte a tus necesidades.

De origen natural, aptos para todo tipo de plantas y para agricultura sostenible… Entre los distintos tipos de abonos orgánicos que existen, encontramos características comunes que los hacen una opción ideal para fertilizar cultivos, jardines y huertos de pequeñas dimensiones. Como veremos a continuación, hay algunos tipos de abonos que podemos fabricar nosotros mismos, aprovechando los desechos que se generan en casa, o podemos optar por otros más sofisticados que se encuentran en el mercado. Ambos tipos son inocuos y beneficiosos para el medio ambiente. Entre todas las opciones, te damos algunos ejemplos de abonos orgánicos para que puedas elegir aquel que más te interese.

¿Qué son los abonos orgánicos?

En primer lugar, ¿qué se entiende por abono orgánico? Es aquella sustancia que permite mejorar y potenciar las cualidades del suelo y de las plantas. Son un tipo de fertilizante que cumple con los 3 puntos siguientes:

  • Tiene un origen natural (materia orgánica vegetal o animal) y aportan microorganismos beneficiosos para el suelo
  • Son materiales que se han descompuesto a través de procesos biológicos
  • Aportan nitrógeno, fósforo y potasio (en diferentes proporciones en función del tipo de abono empleado)

Todos ellos mejoran la estructura físico-química del suelo e incrementan la actividad microbiana del suelo que potencia, a su vez, la descomposición de la materia orgánica de forma natural. En otras palabras, la aplicación de abono orgánico motiva la regeneración de los suelos pobres y reactiva la vida microbiana. En contraposición, encontramos los abonos inorgánicos, que se obtienen a partir de sustancias químicas que no provienen de fuentes orgánicas. Desde su aparición, el uso de fertilizantes químicos ha predominado en la agricultura, lo que ha tenido efectos negativos sobre nuestro entorno. Si bien es cierto que estos químicos tienen mayores concentraciones de minerales y nutrientes, y un efecto más rápido que los abonos orgánicos, el abuso de estos ha desencadenado consecuencias negativas para los suelos y la salud del planeta.

Beneficios de los abonos orgánicos frente a los fertilizantes químicos

  1. Aprovechamiento de recursos naturales. Los abonos orgánicos se obtienen de materias primas naturales y residuos, por lo que podemos darle un uso beneficioso a todas estas materias orgánicas que de otra forma terminarían desechándose.
  2. Incremento de la vida microbiana del suelo. De esta forma, conseguimos activar los procesos biológicos que ocurren de forma natural en el suelo, mejorando su nivel de fertilidad y recuperando la materia orgánica en suelos pobres que la hayan perdido.
  3. Eliminación de los residuos tóxicos. Son, por tanto, una opción más sostenible en el tiempo que los fertilizantes químicos. Se producen mediante procesos naturales y no propician la sobreexplotación de los suelos.
  4. Reducen la erosión del suelo y la consecuente pérdida de nutrientes.
  5. Son más seguros y reducen costes de producción.

 

¿Qué tipos de abonos orgánicos existen?

Podemos encontrar diversos tipos de abonos orgánicos. Aquí vamos a clasificarlos en función del origen, el tipo de formato a la hora de aplicarlo y según el tipo de efecto.

En función del origen:

Abonos orgánicos derivados de animales
Los abonos orgánicos de origen animal se emplean desde la antigüedad

Abonos orgánicos de origen animal

Son todos aquellos que provienen principalmente de los residuos orgánicos generados por los animales. Aunque el más conocido y tradicional es el estiércol, existen otros tipos. Algunos ejemplos de ello son:

  • Guano de murciélago. Se produce a partir de los excrementos de los murciélagos. Podemos encontrarlo especialmente útil para las plantas con flores, aunque es útil para muchos otros aspectos.
  • Harina de huesos. Se obtiene a través de la molienda de los huesos (generalmente del ganado vacuno). Es rico en calcio y fósforo y activa el crecimiento y desarrollo de raíces y tallos.
  • Sangre seca. La sangre de los animales es sometida a un proceso de secado y posterior molido. Con ello, obtenemos un polvo fino rico en nitrógeno, hierro y calcio. Es un abono de liberación lenta y es muy beneficiosa para hortalizas de hoja verde como el maíz.
  • Estiércol. Puede ser de todo tipo de animal, entre los más comunes encontramos el de vaca o de pollo. Es importante que si realizamos nuestro propio abono con el estiércol de nuestros animales, se realice a través de un proceso controlado para eliminar los patógenos que podamos aportar a las plantas. Existen muchas formas de hacerlo, en este vídeo podrás ver cómo es el proceso de obtención de abono a partir del estiércol de los animales de granja. Además, aquí puedes encontrar gallinaza en formato pellet para una aplicación más limpia.
Gallinaza abono orgánico
La gallinaza Bioky es un tipo de abono orgánico NPK, tratado y pelletizado para una aplicación más higiénica.

Abonos orgánicos de origen vegetal

Se obtienen a partir de restos de plantas o de algunas partes específicas de ellas (por ejemplo, cáscaras, semillas, hojas…). Estos materiales se someten a un proceso de compostaje y descomposición para obtener una materia rica en nutrientes y saludable para otras plantas. Algunos de los ejemplos más comunes que encontramos son:

  • Compost vegetal. Mediante la fermentación y descomposición de los restos de las plantas obtenemos el compost de origen vegetal. Se puede combinar con otros residuos de origen animal. Mejoran la aireación y estructura del suelo.
  • Humus de lombriz. La digestión de los residuos orgánicos por parte de las lombrices origina una sustancia denominada humus, muy rica en nutrientes como el nitrógeno. Podemos encontrarlo en diferentes formatos como el humus líquido o sólido.
  • Extracto de algas. Se obtiene a través de la maceración de las algas marinas. Aumenta la resistencia frente a enfermedades y plagas.
  • Abonos verdes. Se denomina abono verde a todas aquellas plantas que dejamos que crezcan entre nuestros cultivos porque protegen el suelo y fijan los nutrientes. Son de rápido crecimiento y alto poder productivo. Podrían ser, la alfalfa o la mostaza, entre otras muchas. Esta interesante guía de abonos verdes te explica en detalle cómo podrás preparar y poner en práctica este tipo de abono.
  • Harina de semillas. Es rica en proteínas y minerales que ayudan al correcto desarrollo de las plantas. Lo obtenemos a partir de la molienda de algunas semillas, como por ejemplo, de algodón, soja, girasol, etc. Además, tiene propiedades repelentes frente a las plagas debido a que contiene saponinas.

Por tipo de formato:

Abonos orgánicos sólidos

En general, los abonos orgánicos podemos encontrarlos en formato sólido. A su vez, en función del tratamiento que hayan tenido, o de la estructura original de los materiales, podemos encontrar abonos en formato:

  • Molido o polvo. Un abono de grano fino que se puede aplicar al suelo o mezclar con el agua de riego.
  • Granulado. Son partículas más grandes que el abono molido. Se recomienda aplicar directamente al suelo para que poco a poco vaya liberando todos los nutrientes. Se va descomponiendo con el agua de riego.
  • Pellet. Este abono ha tenido un tratamiento de prensado para obtener unos pequeños gránulos alargados que es conocido por pellet. Al igual que el granulado, su liberación es lenta y se descompone con el paso del tiempo.
Abonos en formato líquido
Abonos líquidos

Abonos orgánicos líquidos

Aunque no existe una tipología como tal, podemos encontrar algunas diferencias entre los abonos orgánicos que son en formato líquido, teniendo en cuenta su modo de aplicación:

  • Concentrados. Son todos aquellos que debemos diluir antes de aplicar.
  • Listos para usar. Estos suelen ir acompañados de otros tipos de componentes ya que su concentración en nutrientes es menor.
  • Fertirrigación. Los formatos líquidos son ideales para mezclar con el agua de riego y administrarlos de forma continua.
  • Foliar. Se aplican directamente sobre las hojas. Su peso molecular suele ser menor para que la absorción sea más rápida y directa.

Según el tipo de efecto:

De liberación lenta

En general, todos los abonos orgánicos que están en formato sólido (y sobre todo, aquellos de mayor tamaño), tendrán una liberación más lenta que el resto. Esto se hace sobre todo cuando el suelo ha sufrido durante un largo periodo de tiempo y se encuentra muy pobre. Debemos actuar de forma continua y progresiva para poder recuperar los nutrientes perdidos.

Acción rápida y fugaz

Sus partículas son más pequeñas y surten un efecto más inmediato que los de liberación lenta. Debemos usarlos cuando necesitaomos corregir alguna carencia de nutrientes de forma puntual o con urgencia. Sobre todo, hablamos de abonos orgánicos en formato líquido, y aquellos que se aplican mediante pulverización.

Hasta aquí los tipos de abonos orgánicos que podemos identificar, tanto aquellos que encontramos en el mercado como los que podemos fabricar por nosotros mismos. Podrás elegir en función de la disponibilidad de los recursos, así como de los nutrientes y cantidad de minerales que aportan.

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